Magia de madrugada:
Hay una magia extraña
en el aroma de la
madrugada.
Una sombra que repta
entre la oscuridad
y que llena el vaho de mi
boca.
Hay una magia extraña en
mis pasos
y en los pasos ausentes
de aquellos locos que
pasean
a estas horas de la
noche.
No hacen falta cascos.
El silencio es la mejor
música,
y su armonía me conduce
por calles perdidas
y callejones
serpenteantes
dentro de mí.
Hay miedo.
Miedo de no hallarme,
o de no buscarme
siquiera.
Qué más dará…
Sigo dando pasos
decididos
en la intermitencia del
camino.
Decido que mi destino es
allá donde desperté mi
vaho
bajo la suave llamada del
sol,
asomado tímidamente
y arropado por las
sábanas
del amanecer.
Hoy mi cuna será mi
paseo.
Mañana mi cuna será mi
paseo.
Ayer mi cuna fue mi
paseo.
Mis pies se mecen
a través de un momento
que carece de
denominación,
pues escapa del tiempo en
sí.
Todo es eterno cuando no
es.
Hay
una magia extraña en esta eternidad.