Aquí está el relato con el que conseguí un primer premio en el IV Concurso de Relatos "Letras por la Igualdad" de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Igualdad por escrito
Hace poco que tengo
consciencia de mi propia existencia, pero sé perfectamente lo que soy. Ser un
bolígrafo en una oficina no es lo más fácil del mundo, la verdad. Es estresante
que el jefe se ponga a mordisquearte antes de ponerse a escribir, dejándote pequeñas
raspaduras como cicatrices. Sin embargo, también me gusta el ajetreo que he
apreciado en este lugar. Veo a decenas de personas ir de aquí para allá con
papeles revueltos entre las manos; con cara de estar totalmente desubicados
cuando, en realidad, parecen saber perfectamente adónde se dirigen.
Sin embargo, aún no he vivido
como bolígrafo más de un día, y espero nervioso los acontecimientos que puedan
suceder hoy. Según he oído decir al jefe, hoy será un día muy largo. Me
pregunto porque será así…
Son las 9, y entra una mujer
joven a la oficina. Parece nerviosa, y me asalta la fugaz duda de quién es, ya
que jamás la había visto antes (aunque tampoco reconozco a la mayoría de gente
que pasa por aquí). Es mi jefe el que inicia la conversación:
-Buenas. ¿Eres Elisa
Rodríguez, verdad?
-Sí señor- responde ella-
Venía por la entrevista de trabajo.
-Claro, claro. Lo suponía.
Nunca antes había visto a
nadie en una “entrevista de trabajo”, así que me centré todo el tiempo en ver
qué era esa extraña situación. Mi jefe hacía muchas preguntas, a las que la
chica respondía de manera más confiada cuanto más tiempo pasaba. La verdad es
que me caía bien. De repente, ella pareció sorprenderse por una pregunta que él
hizo. En ese preciso momento me había distraído de la conversación, así que
agradecí que mi jefe repitiera la pregunta que tanto había sobrecogido a la
chica.
-Te preguntaba si tienes
planes de formar una familia en un corto espacio de tiempo.
-Bueno- respondió dubitativa-
Creo que eso es algo personal y que no tendría nada que ver con mi trabajo en
esta empresa.
-Claro, claro. Sin embargo,
comprenderás que es algo importante de saber, ya que podría influir en tu
rendimiento laboral incluso después del permiso de maternidad. Puede que te sea
difícil conciliar la vida laboral con la personal. ¿Entiendes?- Dijo en un tono
bastante agudo, como si ella no comprendiera algo elemental.
-Supongo… La verdad es que no
cuento con formar una familia pronto, no.
La chica pareció abstraerse
durante el resto de las preguntas, y empezó a responder con monosílabos o
frases cortas hasta que se acabó la entrevista. Mi jefe y ella se despidieron,
y él le aseguró que la llamaría. Por su tono de voz, ella sabía que no sería
así.
Mi jefe salió de la oficina a
tomarse un café, y yo me quedé pensando en porqué esa pregunta había afectado
tanto a la mujer. Seguramente, se la harían a todos los que vinieran a una
entrevista ¿verdad? Justo al acabar ese pensamiento, mi jefe volvió de nuevo a
la oficina, e hizo pasar a un hombre igual de joven que la otra chica, y que
venía por el mismo motivo. Mi jefe le dio la bienvenida, y continuó con las
preguntas que había hecho antes a la chica.
Sin embargo, cuando llegó el
turno de la pregunta que antes sorprendió a la chica, mi jefe dijo otra pregunta
totalmente distinta:
-¿Te considerarías alguien
estricto?
-Sí, creo que para alcanzar el
éxito es muy importante mantener las formas. También me considero muy audaz, y
no tengo miedo de arriesgarlo todo por una causa si tengo confianza en ella.
-Bien, bien… -Dijo con
semblante satisfecho- Esas cualidades son las idóneas para el puesto de líder
que necesita esta empresa. Necesita agresividad, seguridad. No se puede ser
débil, hay que ser un hombre, al fin y al cabo.
-Claro, tiene usted toda la
razón.
Las preguntas siguieron, y la
entrevista acabó. Ambos hombres se despidieron con un apretón de manos, y el
chico supo al instante que tenía el empleo en el bolsillo.
Vaya. La verdad es que aún no
logro comprender por qué no le ha preguntado por su familia. De hecho, en la
ficha que firmé al principio, decía que tenía un hijo recién nacido. ¿Acaso no
tiene él que conciliar la vida del trabajo con la de su hijo? ¿Y qué significa
eso de “hay que ser un hombre”? Estoy muy confuso…
No logro entender en absoluto porqué
en un puesto de mando hay que “ser un hombre” y no una mujer. No tiene sentido
ninguno.
Realmente, me niego a cometer
la injusticia de ser testigo, y autor de un papel en el que un hombre y una
mujer no sufran las mismas preguntas. Simplemente porque ambos tienen el mismo
derecho a esa oportunidad.
Todos, hombres y mujeres, usan
bolígrafos (como el que soy yo) en su día a día, y escriben miles y miles de
declaraciones. Sin embargo, no permitiré que conmigo se escriba nada que sea
injusto para alguien. Simplemente me niego. Por ello, mañana, antes de la firma
del contrato, pararé el flujo de mi tinta. Ojalá que así se paren estas
injusticias.