A Miguel Hernández
Se escucha tu voz
en tus versos y tus
sonetos.
Se oyen gritos y
exclamaciones
de alegría, enfado,
tristeza y desconsuelo.
Su padre se ha ido,
dicen,
su padre se fue muy
lejos.
Pero en esos versos te
veo
vivo, y no como dicen.
Vivo, y no muerto.
Que tu alma no estaba en
tu cuerpo,
Sino en los versos en los
que vivías.
Avisaste de que el hombre
acecha,
y el peor de todos a ti
te dio caza.
Y un país llora tu
nombre,
y el peor de todos a ti
te dio caza.
Y un país llora tu
nombre,
y el arte se siente
huérfano.
Le falta su poeta, su
gran hombre,
el que escribió a la
vida, a la lucha,
a la alegría, al amor, a
la tristeza
y a la muerte.
Y la muerte tan sólo
llegará a rozarte, y
jamás a llevarte
porque en versos eres
eterno
y siempre lo serás,
Miguel Hernández.