Escozor cardíaco:
Me escuece el corazón.
Cuando mis lágrimas
saladas
desfallecen sobre su tez
raspada
suelta un pequeño gemido
de dolor.
Hago oídos sordos hasta
que chilla.
Sólo entonces
lo desinfecto llenándome
de alcohol,
lo que me deja con
lágrimas dulces de alegría forzada
y con el corazón
adormilado.
Quizás, algún día mi
pequeño gran corazón
no aguante más
taquicardias del destino
y termine por
desfallecer.
Inconsciente entonces,
dejará de escocer.
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