martes, 20 de diciembre de 2016

Poema: Humilde Morada

Humilde morada:
Hace ya un tiempo
Decidí abrirle mi puerta
Solamente a mi Soledad
Porque la última persona
Que salió de ahí
Destrozó todo el pasillo.

Cerré a cal y canto
Y tiré la llave por la ventana.

Me acostumbré a mi Soledad,
Que de alguna forma dejó pasar
A Apatía.

Al principio me molestó,
Al fin y al cabo... yo no la había invitado
Y me sentía incómoda con su presencia.
Sin embargo, poco a poco
Me acostumbré a su silencio
Y a la buena pareja que hacía con mi Soledad.
Me encantaba como se estrellaba
contra mi pared
Y luego exhalaba entre carcajadas
Adoraba su sonrisa de medio lado
Y su forma de caminar.
Con ella y la soledad,
La habitación estaba llena.
Yo estaba llena.

Quizás todo lo bueno acaba.
Quizás todo lo malo acaba.
Quizás todo acaba.

Quizás por eso encontraste
por accidente
Aquella llave
Que decidí tirar por la ventana
Con la esperanza
de perderla de vista para siempre
o quizás de alguien
se tropezase con ella.

Allí, en el momento
en el que entraste en la sala
y tropezaste con mi alfombra
Supe que mi paz había acabado.

Apatía no aguantó mucho tiempo allí.
Le ponias nerviosa.
Soledad vuelve de vez en cuando
Pero suele ser cuando no estás.
Se siente apartada
cuando vienes a verme.
Innecesaria.

Echo de menos a Apatía.
Echo de menos su presencia...
Pero te echo más de menos a ti cuando no estás.

Y tengo miedo.
Tengo miedo del simple
Hecho de que con tu presencia
Olvido a Apatía, a Soledad,
A mi puerta y alli donde estoy.

Y tengo miedo más que nada
A que al salir de mi habitación
No vuelvas jamás
Y de que tu salida triunfal
El destrozo no se quede sólo en el pasillo.

Quizás, de esa manera, ya no tenga ninguna llave que tirar,
Ni ninguna puerta que dejar cerrada.

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