A la naturaleza muerta se le pegan las sábanas:
Quiero hacerle un poema
a la naturaleza muerta
porque quizás así le
devuelva una vida.
Quizás no sea una vida
completa.
Quizás se quede divagando
en el limbo, mareándose a
sí misma.
Quizás empiece a temblar
y
se sacuda de forma
desorientada y decidida.
Pero será una vida.
Y quizás así las manzanas
ya
caídas al suelo quieran
perderse en tus sueños
y no en los escondites de
mi bosque.
Que la naturaleza no está
muerta.
Sólo está dormida.
Y es de sueño profundo,
pero hasta los que
hibernan en verano
sabrán que al árbol que
muere
le toca volver a nacer.
Quizás no como el que
era,
porque eso es lo que fue.
Nacerá como el que será,
con los vientos que aún
no han soplado,
junto a las semillas por
germinar
y los rayos de sol que
aún deambulan por el espacio.
No quiero hacerle un
poema a la naturaleza muerta.
Quiero despertarla
suavemente
para que cuando abra los
ojos
(tras frotárselos
perezosa)
descubra que estando
muerta,
nunca había estado tan
viva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario