Réquiem a la originalidad (tras leer a Bukowski):
Nunca he querido
tener hijos.
Siempre he pensado,
que ya traía
suficiente desgracia
al mundo con mi
existencia,
como para crear
la existencia de
una desgracia.
Sin embargo,
y quizás debido
a la falta
de café
o de alcohol
he pensado
(por una vez)
que de tener
a un pobre
condenado
a descender de mí,
le diría
que…
Que todo está
ya inventado.
Que la originalidad
muere
con nuestros
primeros llantos
(puras imitaciones
de otros llantos
de otras voces).
Le diría con
las mismas palabras
que seguramente
alguien más
ya haya usado
que sólo creé
una copia.
Que eso es
lo único que
se puede esperar
de una mala imitación
de lo mediocre:
crear una copia
barata.
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