domingo, 22 de enero de 2017

Prosa: Medias tintas



Medias tintas.


El amor verdadero.
 Es algo con lo que soñamos prácticamente desde que somos capaces de desear algo. Soñamos con esa media naranja, esa pieza mágica que termine nuestro puzle, esa nota que complete nuestra armonía.


Porque el amor verdadero, todo lo puede.

Porque por el amor verdadero, todo se debe.


Y no nos damos cuenta de que si el amor es lo que hace girar al mundo, quizá sea más importante pensar que antes ya existía un mundo que mover.

Que buscamos un sueño en la realidad como quien busca un oasis en el desierto. Nos amarramos a una esperanza que puede (o no) existir.

Buscamos nuestra otra mitad cuando ya somos uno entero. Un puzle completo. Una hermosa armonía. 


Le tenemos miedo a la soledad como si esta fuera un monstruo voraz de fauces desgarradoras, cuando sólo la soledad es capaz de enseñarnos a estar en compañía.


Quien no sabe vivir solo, vivirá siempre mal acompañado, incluso por él mismo.

Por eso debemos estar solos, y acompañados, y equivocados.


Y hallar el “amor verdadero" 4 o 5 veces y perderlo todas, sabiendo que venga quien venga, y se vaya quien se vaya, el amor verdadero estará no a la vuelta de la esquina, sino al frente del espejo.

Amemos. Quizás no a cualquiera. Quizás a nadie. Quizás… solo a uno mismo. Porque somos a quien más conocemos, a quien más detestamos a ratos, al que sabremos perdonar siempre (o acabaremos por aprender a hacerlo), y queramos o no, al único que siempre estará ahí para reírse de cada tropiezo, y sonreír ante cada cicatriz. 


Y así, amaremos a nuestro UNO. Nuestro puzle. Nuestra armonía.

Aprendamos a girar nuestro propio mundo.


Y ese será el mejor, el único, el inigualable, el mágico

amor verdadero

con el que tanto habíamos soñado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario