Mordazas inútiles:
Nos dejan abrir los ojos
y despertar nuestras
orejas
pero luego nos obligan
a mordernos la lengua.
El polvo carmesí de su
frontera
Se me pega entre los
dedos
y me recubre entera.
¿Por qué acallar lo que
tachas de incorrecto
si cuanto más me
silencies
más querré gritarlo al
cielo?
Ni fronteras ni
pasaportes
cuando se hable del
pensamiento,
que antes de que las
atrapes
mis ideas se van con el
viento.
Y llegan a escuchas
de cualquier alma en vilo
que aguarda a que el
susurro
se vuelva grito
y rompa el sigilo.
Muchas vendas y mordazas
intentarán tapar mi boca
pero las romperé a
palabras
una tras otra, tras otra.
Si vuestros ojos no ven
por no querer sentir,
siento no sentir pena
por el engaño en que
vivís.
Vuestra oligarquía del
pensamiento puro y blanco
llorará ante la realidad
y se desmayará del
espanto.
Estoy harta de usar
la neutralidad como
escudo
para que nadie pueda
ofenderse
o convertirse en mi
verdugo.
Prefiero creer y sentir
todo lo que escribo
a escribir lo que otros
digan.
Aunque salga de mi pluma,
negaré que sea mío.
Y podré así
escribir y criticar y
resistir
ante cuerdas que
pretenden
mi voluntad partir.
La poesía es un pájaro
imposible de hacer preso.
Ella sólo alza el vuelo
y sigue hasta besar el
cielo.
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