Resignación:
Antes era distinto.
Antes quería salir de aquí.
Quería chillar, gritar, huir.
Quería distraer a Cerbero,
para poder salir de esta jaula
llamada inframundo.
Ahora no.
Ahora arrastro mis propias cadenas, cabizbaja.
Ahora lloro lágrimas secas.
Ahora he aceptado que viviré y moriré
maniatada al infierno.
Sin salida.
Simplemente porque, aunque la hubiera,
no podría salir.
Me detendría una jaula mucho peor que una de barrotes.
Me enjaularía mi propia resignación.
“A veces eres libre, y
el único que te encarcela eres tú mismo, por resignarte.”
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